miércoles, 21 de agosto de 2013

La familia sigue creciendo...

La familia sigue creciendo…
               Extraños individuos siguen saliendo de deformes tacos de madera, algunos, bastante ingenuos tratan de apabullar con el truco de simular una envergadura que no tienen (siempre  ha habido machitos que creen que el tamaño importa).
  

               Mientras eso ocurre en el bando español, en el germánico los forasteros demuestran que no saben dónde tienen la cara.

  

               Y si hablamos de tópicos, ¿qué decir de aquél problema tan típico en el ejército español de las tallas en el uniforme? Este pobre arrastra algo que más se parece a una tienda de campaña que a un atuendo.

 



               Por entonces se ve que ya se conocía la bonanza de los caldos españoles. Un alemán con pinta de turista se lleva un barrilito a casa.

 

               En la idiosincrasia española ya se había impuesto la siesta. Este peón duerme plácidamente recostado en el borde del escudo.

 


               Del bando alemán no podía faltar el típico turista, con cámara y pantalón corto.

 


               …Y en el bando español, el clásico borrachín festivo.

 


               La flema sajona permite pasar dos pueblos de la contienda, y abrocharse tranquilamente las sandalias.

 


               Este pretendido peón de los románicos, no es tal, sólo un puñado de ropa dispuesta con palos, simulando que sigue ahí…

 


               …Pero se escapa en pelotas y de puntillas.




               Entre los alemanes se ensaya el típico truco de enseñar el casco para que los tiros vayan a él –según aprendieron luego en el oeste-.

 


               …Y también acostumbran a fumarse todo lo que pillan.

 



               Con este acelerón terminamos con los guerreros de a pié y pasamos a más altas jerarquías.

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