domingo, 1 de septiembre de 2013

¡Seguimos quemando cosas!
                Cualquier excusa es buena para hacer una candelita, ¡pero de año en año la que organizábamos era buena! La pira alcanzaba más de dos metros de altura y encima montábamos la falla. No nos vestíamos de falleras, pero los petardos eran barrenos.
                Al principio los temas a quemar eran los malos de las series de televisión, luego fueron los políticos.
                Después de Gárgamel y Asrael, los malos de los Pitufos, vino una serie muy celebrada: “V”, de nombre tremendamente corto, pero muy eficaz. No sé si los recordáis, esos lagartos vestidos con trajes de plástico que se camuflaban de humanos hasta que se hacían un desconchón y les salía el verde bajo la piel. Creo que la “lagarta” cantúa se llamaba Diana. Ella fue la retratada con uno de sus secuaces, montados en una estupenda nave del tamaño de un utilitario.

                                
                   Los enanos conversan animadamente con los lagartos como si fueran de la familia.



                                       Pablo no se resiste a probar el bólido.

                

                                       Diana y su acompañante nada camuflado.



             
                              Un primer plano del lagarto. La lengua es un artefacto explosivo.

                 


                  

                                                Unas vistas de los malos en la terraza.


                Nuestro héroe posando y su hermano disponiendo la pira. Ya deseando meterle fuego.



                             Todo dispuesto.


          
              Nuestros héroes sonrientes, ya relajados después del estrés. 


La espera es tensa. Los enanos celebran su fiesta alrededor.

                 
   

Se meten petardos extras por todos los resquicios.


          

Una vista de la retaguardia.

               


           Todos impacientes por meterle fuego, pero hasta las doce en punto, según tradición, permanecen vivos.
                    


                               Llegada la noche, todo está a punto para la cremá.

                  
 
                  Arde bien y la pólvora le da toques de color azul. Tememos que vengan los antidisturbios por los petardazos.

          


            Los fogonazos de pólvora resultan espectaculares. Un año más las fallas han sido en casa. Nos conformaremos con quemar otras cosas en adelante…

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