Entre gatos y perros.
El genial gato Gartfield es un personaje poco instructivo
para los niños; más que bueno es malote (de hecho trae a maltraer a su
compañero el perro Odie, en este caso su compañero de pira).
Aquí el perro aparece, como de costumbre con un ojo
morado y magulladuras, así era el trato que recibe del travieso gato, que se
las ingenia para amargarle la vida.
Alicia, con cinco años, y su vecina Anita posan
divertidas con sus efímeros amiguitos.
Están elaborados, como de costumbre de cartoncillo de embalaje y pintados
con acrílicos. Rellenos de aserrín y petardos monstruosos, y fijados al tablero
para mantenerlos erguidos.
Ya subidos a la pira monumental, esperan su hora ya cercana.
Los chavales de la urbanización se retiran prudentemente cuando prenden las
primeras llamas.
Los fogonazos de pólvora se unen a las llamas amarillas. En unas horas todo
se verá envuelto en el fuego purificador.
Pronto sólo quedaran rescoldos para saltar la hoguera. De este júa hay menos información gráfica que de otros, sólo seis fotos, pero otro año superado.
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