martes, 17 de septiembre de 2013

¡Lo que cunde una exposición!
                Sí, porque aunque parezca mentira estoy todavía con aquella de “La Económica”. En ella, como había adelantado, apareció con cierta importancia el tema de los toros, aunque los aspectos que destacaban en esos cuadros eran los que contiene “la fiesta” de absurdamente dramáticos: no está tan lejos del circo romano. Fiesta y muerte… ¿por qué no un poco de sentido del humor también? 
                Esos ingredientes ya aparecían desde el primer cuadro de ese tema, y se acentúan en este segundo gracias al préstamo de un genio: el caballo del Guernica cedía su dramatismo a un prolegómeno casi trivial de la fiesta; el de picar al toro. En esa “suerte”, maldita la gracia, el caballo siempre se lleva la peor parte; en la noble lucha entre un señor con sobrepeso y el toro, siempre matan al mensajero.; en el toma y daca, (a ver quién se hace más daño) es el rocín el que siempre acaba destripado, y en eso últimamente estoy muy sensibilizado.
              

Un cuadro de 163 x 100 cms., realizado en temple a la cola y acrílicos sobre madera, contiene diversas formas de collage, desde papel, cuerda, y tela metálica, creando relieves. Junto al volumen real (positivo y negativo) aparece también la simulación del trampantojo.  La cabeza del caballo permite un leve movimiento al estar superpuesta y libre.



                En esta expo había otro préstamo de otro de los grandes, del cuadro de Cezanne “Los jugadores de cartas” esos abstraídos jugadores que están a lo suyo. Sacados de lo que parece un casino de pueblo, y trasladados por mí a una situación absurda con ese desnudo en primer término, una especie de odalisca entradita en carnes.


De este primer bocetillo en témpera se pasó a éste otro cuadro en temple a la cola  de 123,5 x 88 cms. “En el casino”.



Otro de los nocturnos, éste  inspirado por un suceso trágico, también lleva un pequeño homenaje a Warhol y sus famosas sopas Campbell’s.  El suceso fue el asesinato de un cajero del supermercado del Palo para robarle una cantidad absurdamente mínima. De nuevo la muerte y el absurdo, como si de una fiesta nacional se tratase. El título del cuadro “Supermarcado”, se lee en parte desde dentro.

Este era el primer boceto, y de él al cuadro definitivo el proceso fue bastante elaborado.
En él, el relieve de pasta de papel y la aplicación de metal repujado enriquecen los focos de interés.



Del tema taurino expuse un cuadro cinético: “Miedo”. En el que un primer término de un torero muestra palpitaciones de pánico.
Un cuadro de 100 x 81 cms. Pintado  al temple a la cola con aplicaciones de collage y con un mecanismo eléctrico.

La estructura embisagrada de la chaquetilla esconde un motorcillo que golpea la carcasa y al movimiento se une el toc –toc de las palpitaciones.

Continuará…

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