¡Lo que cunde una exposición!
Sí, porque aunque parezca mentira estoy todavía
con aquella de “La Económica”. En
ella, como había adelantado, apareció con cierta importancia el tema de los
toros, aunque los aspectos que destacaban en esos cuadros eran los que contiene
“la fiesta” de absurdamente dramáticos: no está tan lejos del circo romano.
Fiesta y muerte… ¿por qué no un poco de sentido del humor también?
Esos ingredientes ya aparecían desde el primer cuadro
de ese tema, y se acentúan en este segundo gracias al préstamo de un genio: el
caballo del Guernica cedía su
dramatismo a un prolegómeno casi trivial de la fiesta; el de picar al toro. En
esa “suerte”, maldita la gracia, el
caballo siempre se lleva la peor parte; en la noble lucha entre un señor con sobrepeso y el toro, siempre matan
al mensajero.; en el toma y daca, (a ver quién se hace más daño) es el rocín el
que siempre acaba destripado, y en eso últimamente estoy muy sensibilizado.
Un cuadro de 163 x 100 cms., realizado en temple a la cola y acrílicos
sobre madera, contiene diversas formas de collage,
desde papel, cuerda, y tela metálica, creando relieves. Junto al volumen real
(positivo y negativo) aparece también la simulación del trampantojo. La cabeza del caballo permite un leve
movimiento al estar superpuesta y libre.
En esta expo había
otro préstamo de otro de los grandes, del cuadro de Cezanne “Los jugadores de cartas” esos
abstraídos jugadores que están a lo suyo. Sacados de lo que parece un casino de
pueblo, y trasladados por mí a una situación absurda con ese desnudo en primer
término, una especie de odalisca entradita en carnes.
De este primer bocetillo en témpera se pasó a éste otro cuadro en temple a
la cola de 123,5 x 88 cms. “En el casino”.
Otro de los nocturnos, éste inspirado por un suceso trágico, también lleva
un pequeño homenaje a Warhol y sus famosas sopas Campbell’s. El suceso fue el asesinato de un cajero del
supermercado del Palo para robarle una cantidad absurdamente mínima. De nuevo
la muerte y el absurdo, como si de una fiesta
nacional se tratase. El título del cuadro “Supermarcado”, se lee en parte desde dentro.
Este era el primer boceto, y de él al cuadro definitivo el proceso fue
bastante elaborado.
En él, el relieve de pasta de papel y la aplicación de metal repujado
enriquecen los focos de interés.
Del tema taurino expuse un cuadro
cinético: “Miedo”. En el que un
primer término de un torero muestra palpitaciones de pánico.
Un cuadro de 100 x 81 cms. Pintado al temple a la cola con aplicaciones de collage y con un mecanismo eléctrico.
La estructura embisagrada de la chaquetilla esconde un motorcillo que
golpea la carcasa y al movimiento se une el toc –toc de las palpitaciones.
Continuará…
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